Gracias a las redes sociales y a la facilidad con la que hoy en día podemos obtener y crear información, es muy fácil perderse en un mundo de noticias, aseveraciones y de una cantidad enorme de “verdades a modo” que podemos adoptar gracias a un concepto, una palabra que incluso en el 2016 se ganó el título de “palabra del año” según la Universidad de Oxford; ¿A qué nos referimos? La posverdad llegó para quedarse de la mano de las Fake News.
De la oscuridad al empalago de información
No es ningún secreto que las redes sociales vinieron a revolucionar la forma en la que vivimos nuestro día a día. Si bien, nuestros abuelos madrugaban para ir al puesto de la esquina por el periódico, a nosotros sólo nos hace falta desbloquear el móvil para enterarnos de lo que está pasando del otro lado del mundo. Esta misma “comodidad” ha favorecido que nos conformemos con lo primero que vemos.
¿A qué me refiero con esto?
Para dar un poco de contexto del camino que hemos tomado necesitamos comprender que de los 120 millones de habitantes que tiene nuestro país, desafortunadamente 4 millones de ellos son analfabetas; y sólo el 17% de toda la población logra llegar a estudios universitarios. De concluirlos, mejor ni hablamos.
Te preguntarás… ¿Y?
La respuesta es muy sencilla y preocupante. De la información generada en redes sociales; México ocupa el segundo lugar en generación de noticas falsas o “fake news” según el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano. Esto no genera un panorama nada alentador ya que este nuevo registro se dio debido a la pandemia actual. Gracias a las facilidades que nos brinda Internet y sus derivados, nosotros dejamos de ser consumidores para evolucionar y tener la oportunidad de ser creadores.
Esto, como podemos ver, es un arma de doble filo. Con la velocidad que se propaga la información hoy en día, es casi imposible parar una acción de este tipo. Tocamos el tema de la educación porque que es un aspecto clave dentro de esta problemática. Uno de los posibles filtros a los que apelaban las redes sociales era la sensatez por parte del consumidor de este tipo de noticias; de ser más selectivos a la hora de seleccionar los “canales de información”.
Todos estos factores sumados a un incremento de usuarios en las principales plataformas de redes sociales, dieron como resultado que desde el 2017 se viera un aumento hasta del 365% del término “fake news”; en 2017 se identificaran a mínimo 122 páginas dedicadas a la generación de este tipo de noticias. Lo más grave de todo esto es que el modus operandi ha cambiado; ahora hay una forma “más fácil” de evadir los diversos filtros que diferentes medios/empresas han implementado… El uso de bots o “cuentas personales”.
Estas al ser “únicas” y de un ente “privado e individual” son menos propensas a entrar dentro de la verificación o el escrutinio al que se someten a las cuentas sospechosas; debido a que entran en la categoría de “opinión personal”. Así es como, con la ayuda de diversas herramientas, principalmente de otros bots, permiten que la información se propague de una forma rápida; logrando llegar a sectores de la población vulnerables ante este tipo de contenido que genera desinformación y a la larga, la formación de un criterio sustentado en mentiras.
El “nuevo invitado”: la posverdad
¿Porqué hicimos tanto énfasis en la “posverdad”?
Porque su estrategia a la hora de difundir este tipo de información ha cambiado e incluso “mejorado”. Mienten con la verdad. Y como ya lo mencionamos anteriormente, la forma en la que la gente la difunde, la hace suya, es lo más peligroso de todo; porque aunque tratemos de ser objetivos, presentemos evidencias, datos duros de lo que estemos defendiendo o tratando de comunicar; será en vano o tendrá una influencia menor, ya que ese porcentaje se guiará por la apelación hacia sus emociones y a su creencia personal.
En la sociedad actual estamos a expensas para bien y para mal, de la creación de contenido y de la inmediatez en la que este puede ser compartido. En nuestra sociedad actual cada colonia, barrio, ciudad, tiene su propia realidad y sus propios delirios. Cada persona decide en lo que quiere creer y en donde pone su fe y sus esperanzas. Es por ello que este tema y la forma de limitarlo/controlarlo esta en los temas principales de las agendas de las redes sociales y medios de información; también se han visto envueltos en difusión de noticias falsas o erróneas.
No olvidemos que los medios de comunicación siguen siendo un negocio y que afortunada/desafortunadamente siguen una agenda. Es ahí donde los generadores de noticias y contenido pueden destacar y proporcionar información que de verdad importa y que no siempre está en agenda.
Una luz al final del túnel
La notoriedad y la influencia siempre serán motivos para tratar de hacer lo que sea para entrar en el juego. Pero como ya vimos, desafortunadamente existen motivos para generar este tipo de contenido; la “desinformación informada” es un arma muy poderosa para controlar a un segmento de la población que lamentablemente cae y es cliente recurrente a este tipo de publicaciones.
Muchos adjudican la responsabilidad a las diversas plataformas donde se han generado la mayor cantidad de fakes news secundadas por una estructura de posverdad; pero la realidad es que la primera línea de defensa y de responsabilidad recae sobre nosotros, los usuarios. Aún existe un gran porcentaje de personas que no cuentan con herramientas para verificar el contenido que consumen. Y al ser un tema más apegado a lo emocional que a lo racional, como profesionales, tenemos la responsabilidad de investigar, corroborar y guiar. Debemos ser más críticos y tolerantes a la hora de explicar y razonar para poder llevar a buen puerto esta situación, que, siendo realistas, apenas va empezando.
A final de cuentas; No hay nada más humano que comunicar y no hay cosa que humanice más que la comunicación.