¿Cómo, en medio de una pandemia global y una inminente crisis financiera que está afectando a prácticamente todas las industrias, podemos estar pensando en emprender un proyecto o arrancar una startup y esperar que lo haremos con posibilidades de éxito?
Nos encontramos en medio de una de las crisis de salud y económicas más importantes de los últimos 100 años. Sin una clara idea de cuánto más pueda durar y qué repercusiones permanentes pudieran darse.
Parece que cada que leemos alguna buena noticia o vemos los avances en las pruebas clínicas para el desarrollo de una vacuna vienen acompañadas de otras tantas malas: nuevos brotes, el cierre de negocios que ya habían abierto por un incremento de casos, el nulo apoyo a PYME’s por parte de nuestro gobierno, empresas de todos los tamaños cerrando, aerolíneas aplicando a rescates financieros y/o al famoso y temido “Chapter-11”.
Y más lamentable aún, ver que no son exageraciones o teorías de conspiración. Y que gente, cada vez más cercana a nosotros, está perdiendo la batalla ante un virus que parece llegó a quedarse. Entonces:
¿Cómo podemos estar pensando en innovar o emprender en medio de esta época tan hostil?
Nunca he sido partidario de aventar frases cliché solo por hacerlo; pero en este caso y en el mundo actual en el que nos encontramos, soy un verdadero creyente de qué toda crisis representa oportunidades. Pero debemos de estarlas buscando y, más importante aún, saberlas detectar.
Porque no todo lo que se nos presenta como una posible buena idea o buena oportunidad, realmente lo es. He tenido la fortuna de haber fracasado, persiguiendo o trabajando, en lo que aparentemente era una oportunidad que a la larga resultó que no lo fue. Por ello, me he vuelto un poco mas hábil para discernir, analizar y detectar lo que son esas oportunidades entre todo lo demás.
En el libro “The Lean Startup” de Eric Ries, que debe ser una lectura obligada para cualquier emprendedor y empresario, nos define una startup como:
“Una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de extrema incertidumbre.”
Aunque estoy seguro de que el autor entiende por “incertidumbre” a, básicamente, el hecho de que cualquier emprendimiento en cualquier época, buena o mala, no es seguro, qué definición tan acertada para el panorama global actual.
Afortunadamente y a pesar de cualquier condición social, de salud o económica siempre hay elementos para crear startups y aunque no existe ningún método que garantice la creación, crecimiento o permanencia, sí podemos poner atención a ciertos ingredientes fundamentales al momento de emprender y empezar una startup.
Trazar el plan
Muchos emprendedores menosprecian el tener un plan escrito de su startup.
Nos olvidamos muchas veces de que la base de todo negocio o idea debe de empezar por algún lado y sobre todo cuando estamos arrancando desde cero. Un Plan de Negocio o “Business Plan”, nos va a ayudar, primeramente, a plasmar nuestra idea o emprendimiento por escrito digerible para el mismo emprendedor pero también para cualquiera que se pueda ir sumando al proyecto.
Además, es la mejor forma de irnos dando cuenta lo que carece nuestra idea, proyecto o startup; al seguir una metodología para escribir nuestro plan de negocio, iremos abordando temas o puntos de nuestro emprendimiento que, quizá, de manera conceptual se nos hubiesen pasado.
Una de las más claras ventajas de escribir un “Business Plan” es que también podemos darnos una idea temprana de si vamos por el camino correcto con el emprendimiento o si hace falta tomar unos pasos atrás antes de caer en desilusiones o frustraciones al arrancar una startup.
Muchas veces cuando estamos arrancando con un proyecto, le restamos importancia a tener un plan trazado y plasmado por escrito. Creyendo que por ser una startup de pequeño tamaño o que por ser solamente uno o dos emprendedores sin empleados no es necesaria cierta estructura. Olvidamos que lo primero que van a pedir posibles futuros inversionistas o accionistas es conocer los orígenes e información fundamental de la empresa.
Es por esto por lo que no se le debe restar importancia al plan. Tenerlo listo y estructurado correctamente bien pudiera ser la diferencia entre levantar capital para crecer y fondearse o no.
Ser conservador
No sé a quien atribuirle una expresión que he empleado a lo largo de diferentes negocios nuevos que florecieron y otros que fracasaron y es: “todo mundo es rico en Excel”.
Al momento de estar planeando nuestra nueva empresa o startup e inclusive ya una vez encaminada nuestra nueva aventura debemos ser lo más conservadores y realistas posibles evitando caer en las fantasías financieras que a muchos se nos antojan al momento de estar haciendo en Excel nuestras partidas presupuestales, nuestros costos y nuestras expectativas de venta.
Esto no significa que no debamos de ser aspiracionales o soñadores o ponernos nuestros objetivos y metas altas, todo lo contrario; debemos pensar en alto y a futuro pero muy aterrizados a la realidad y previniendo, en la medida de los posible, las innumerables situaciones adversas que todo emprendedor y startup afrontarán en la creación y desarrollo de su proyecto.
El ser conservador también aplica en la estructura de costos y gastos que la startup tendrá. Debemos ser muy cautelosos en nuestros costos y mantener un estricto control de cada peso gastado y cada peso invertido; porque un peso invertido podrá regresar, un peso gastado se va para siempre.
Flexibilidad
Este concepto también se presta a muchas confusiones; creemos que el ser flexibles es desenfocarnos de nuestras metas u objetivos y es todo lo contrario.
Ser flexible es ser adaptable a todas y cada una de las situaciones y circunstancias que una startup tendrá desde la concepción hasta la operación de esta. Ser flexible es saber reconocer los posibles errores que indudablemente tendrá una startup y poder tomar las acciones necesarias para corregir el rumbo a tiempo.
Invertir tiempo en uno
Uno de los más grandes errores de todo emprendedor, sobre todo en las fases de arranque de una startup, es no ponerle la atención correspondiente al motor fundamental de toda startup y esa es: el emprendedor mismo.
Aunque emprender o arrancar con un proyecto requiere de grandes sacrificios de tiempo, dinero, esfuerzos, familia, diversión, entre otros, nos cuesta mucho trabajo poder encontrar el justo equilibrio de los tiempos y esfuerzos pensando en los frutos futuros que esto conllevaría.
Debemos de invertir tiempo en uno mismo para poder descansar. De lo contrario, caeremos en lo que se le conoce como el “burnout” que es básicamente una fatiga y hartazgo de lo que venimos haciendo, convirtiéndonos en un ser completamente improductivo para la startup.
Debemos invertir tiempo en descansar, hacer ejercicio y comer sano; por más trillado que esto pueda parecer, nuestra capacidad de análisis, de toma de decisiones y razonamiento se ven mermadas al no estar en equilibrio con nosotros mismos.
Y, más importante aún, debemos de invertir tiempo en aprender. Como lo mencioné anteriormente, el motor de toda startup es el emprendedor o emprendedores y mientras más habilidades vaya aprendiendo y más tiempo pueda invertir en prepararse, mejor estará colocado para enfrentar todos los retos.
Networking
Dicen en muchas industrias que “it’s not what you know, it’s who you know” (“no es lo que sabes, es a quién conoces”) y aunque no podemos decir que ésta es la regla de oro de los negocios, sí podemos darle el peso correspondiente a este concepto.
Cuanto más un emprendedor pueda salir a relacionarse y emitir su mensaje, idea, empresa o proyecto; mayores oportunidades habrá de encontrar un nuevo socio, un nuevo empleado clave, un nuevo aliado, un mentor, una nueva posibilidad de levantar capital. O tener, simplemente, un espectro mas amplio de los diferentes proyectos que hay.
Incluso, cualquier oportunidad de networking, nos pueden generar ideas de cómo mejorar nuestros productos o servicios y medir cómo son percibidos, por nuestros interlocutores; por ellos no debemos desperdiciar el valor que las relaciones tendrán en nuestro emprendimiento.
En conclusión, los ingredientes para poder capitalizar una startup o convertirla en un caso de éxito son muchos y variados. Los conceptos aquí presentados son tan sólo algunos elementos que puedan contribuir al desarrollo positivo de una startup y aunque sigamos al pie de la letra la cantidad de guías, libros, blogs o cursos de emprendimiento o startup, ningún de ellos nos garantiza el éxito.
El éxito radica en la capitalización de todas las oportunidades que se nos presenten en el camino, desde la idea hasta la ejecución, desde el Business Plan hasta el presupuesto anual y desde nuestra más ferviente convicción de hacia donde queremos llevar nuestra startup.