El mundo está cambiando de forma acelerada, y no sólo por los efectos de la pandemia actual; está cambiando la forma en que compramos, trabajamos, lo que vemos, escuchamos o leemos, incluso la forma en la que interactuamos con las personas. Ahora estamos a un clic de distancia de escuchar a nuestros seres queridos, de hacer el súper, de tener una reunión o de una clase de yoga.
La transformación digital, forzada por el COVID-19 o no; nos alcanzó para mostrarnos lo poco que estábamos preparados para los cambios, por ejemplo. Quienes ahora trabajamos desde casa nos enfrentamos a una curva de aprendizaje que tal parece, nos hubieran puesto delante de una computadora por primera vez.
En México, solamente 2 de cada 10 empresas tenía las condiciones para migrar sus operaciones a distancia desde antes de la cuarentena.
Y aunque se podría pensar que los cambios solamente lo sufrirían las empresas tradicionales o boomers; la última investigación de el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), arrojó que apenas un tercio de las startups en América Latina están implementando medidas de trabajo a distancia; enfrentándose a problemas como mala calidad de internet o falta de recursos humanos capacitados para el teletrabajo.
Aunado a esto, las startups han tenido una caída significativa en sus ingresos debido a la pandemia, la falta de servicios apropiados para las necesidades de los emprendedores y la incertidumbre sobre el futuro con las caídas de las fuentes de financiamiento.
Si bien el Coronavirus acentuó las problemáticas mencionadas anteriormente, esto no es nuevo; una investigación del Instituto del Fracaso en 2015, determinó que el 23% de startups tenían problemas financieros y el 20% organizacionales, siendo los bajos ingresos, los problemas de financiamiento; la ejecución y la planeación deficiente factores comunes en empresas que fracasan.
Tal parece que en línea o de manera presencial, las startups cojean siempre del mismo pie.
Existen alternativas de financiamiento, como el crowdfunding o financiamiento colectivo, que pueden ayudar a resolver los problemas de liquidez y ventas durante la pandemia.
El crowdfunding es el acto de conseguir pequeños montos de aportación de múltiples personas interesadas en el proyecto, causa o startup que promueve la campaña; las personas que aportan esperan un retorno de su inversión, ya sea financiero, o como producto o servicio, incluso hay quienes apoyan solamente por ayudar.
El crowdfunding es una coperacha masiva en línea.
Las plataformas de crowdfunding están experimentando mayor crecimiento; no solo con proyectos para las causas que buscan combatir al Coronavirus, como lo promueve Gucci y el club de futbol francés PSG, sino que más proyectos de emprendimiento se han visto beneficiadas financieramente; pues las personas sienten mayor empatía y las transacciones han incrementado de manera sustancial.
Plataformas de crowdfunding de recompensas como MiCochinito.com, ofrecen una alternativa libre de deuda, pues son las startups quienes brindan algún reconocimiento, producto o servicio; a cambio de las aportaciones realizadas a través de esta.
Además, promover una campaña de crowdfunding, tiene la ventaja de moverse a través de internet, llegando a más personas e incluso recibir aportaciones desde otras partes del mundo, generando así una comunidad interesada en una causa o startup.
En este momento el aislamiento nos ha orillado a estar lejos físicamente y la tecnología nos permite seguir siendo cercanos; seguir apoyando los emprendimientos de familiares, amigos y conocidos, y no dejar que la economía del país se detenga.