Esta es segunda entrega del artículo “Ética y responsabilidad en la era digital”, si no has leído la primera parte, la encontrarás aquí.
Discriminación Algorítmica en el Emprendimiento Digital
En mi opinión el emprendedor tiene grandes paradigmas que romper; uno de ellos es lograr una visión congruente y neutral pese a los pronunciamientos del capitalismo salvaje. Por ejemplo en el tema de las apps, de los sitios web donde encontramos sesgos, vulneración al acceso de información y de servicio para la obtención de un producto debido de los prejuicios de un programador.
¿Qué sabemos de los algoritmos discriminados? Lo que sabemos hoy es que los algoritmos demuestran tener prejuicios raciales y de género cuando se les encomienda algo. Un caso es la selección de personal en el caso empresarial o corporativo.
Recordemos como los motores de búsqueda como Google y el colectivo de redes sociales que son propiedad de Facebook (WhatsApp e Instagram) no cuentan aún con marco regulatorio del cual establezca un uso adecuado de los datos personales bajo la visión de los derechos humanos (a menos de que lo obligue un país); como el caso de Alemania por medio de la ley de aplicación de redes (NetzDG).
Lo anterior es un claro ejemplo de la importancia que tiene el emprendedor para prever y aplicar su innovación bajo la visión social, humana y critica. De lo contrario vemos cómo más allá de decisiones equivocas del empresario; el Estado usará tu potencial para someter al ciudadano. Ejemplo de ello son las filtraciones que realizó Edward Snowden demostrando como la NSA usó datos de empresas como Google o Facebook para vigilar a la población.
Finalmente lo que debes entender es que sin importar la profesión o grupo al que sea dirigido tu emprendimiento digital, es la tecnología, la que significa optimizar procesos por medio de la lectura, analítica, gestión y comprensión del petróleo del siglo XXI, es decir, los datos.
La ética vale oro, actúa con responsabilidad
Ya se decía por Alejo J. Sison, profesor del Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, y Joan Fontrodona, profesor de Ética Empresarial del IESE; en su artículo “Ethical Aspects of E-Commerce: Data Subjects and Content” (“Aspectos éticos del comercio electrónico: sujetos y contenido de los datos”) sobre los principios universales aplicable en el comercio electrónico haciendo frente a los dilemas éticos de la tecnología. Por esa razón se enuncian los siguientes desafíos:
El primer desafío ético del comercio en Internet es la seguridad
Las violaciones de la seguridad, conocidas comúnmente como hacking, cracking o page jacking, consisten en acceder y manipular ilegalmente redes informáticas, las webs, cuentas de correo electrónico.
Los hackers (sombrero negro o gris) o piratas informáticos, acceden a información de webs confidenciales, roban servicios o dañan un sistema colapsando un PC, un servidor o una red informática.
El segundo reto ético es la salvaguarda de la intimidad
Y conlleva la protección de la recolección, almacenamiento, procesamiento, divulgación y destrucción de información personal. Nadie es anónimo cuando está conectado a Internet. Y lo que para los actores del marketing directo es un paraíso, para cualquier consumidor que quiera proteger su intimidad es una pesadilla.
La publicidad online puede ser dirigida con gran precisión hoy día gracias a las cookies, pequeños archivos que las empresas instalan en los discos duros de quienes visitan su web para hacer un seguimiento de sus perfiles y hábitos de internautas, las preguntas son:
¿Solicitaron consentimiento del usuario? ¿Le explicaron de manera exacta y con lenguaje coloquial a lo que se compromete o la responsabilidad que asume al dar click en el botón de “Aceptar”?
Tercer desafío ético es proteger la identidad de las personas
El tercer desafío ético que Sison y Fontrodona analizan es el de proteger la identidad de las personas. Los sistemas informáticos presentan una gran carencia en tanto sólo pueden reconocer la identidad “virtual” de una persona; lo que convierte el robo o suplantación de la personalidad en un gran problema. Al comprar en Internet, nos exponemos al riesgo de que alguien robe la información de nuestra tarjeta de crédito e identidad.
Cuarto desafío ético, la irreversibilidad
El último desafío ético, la irreversibilidad, hace referencia a la verificación de las transacciones o de “lo que realmente sucedió” online. Por ejemplo, en 1999, la web de información financiera Bloomberg publicó una noticia en la que se anunciaba la adquisición de un importante fabricante de telecomunicaciones. La noticia provocó una fiebre de compras de la empresa en cuestión. Poco después se descubrió que la noticia era falsa. Alguien había copiado la plantilla de Bloomberg y publicado el rumor online. Es fundamental verificar la identidad y autenticidad y las firmas digitales.
El nuevo paradigma
En suma, la nueva configuración de lo social nos exige la percepción teórica sobre las divisiones o brechas digitales que, además del acceso a Internet, exigen pensar en la interseccionalidad, en los entrecruzamientos entre raza, género, territorio, clase, entre otros. Y que solicitan también el ejercicio de imaginar cómo serán las oportunidades de aquellas y aquellos que no están conectados, o que lo hacen esporádicamente, o para quienes Internet de las Cosas es pura ciencia ficción porque ni energía eléctrica tienen.
Hay un recelo justificado de que los algoritmos y el modo como miramos y tratamos los datos privilegien la narrativa de unos pocos en detrimento de los más pobres, generando como resultado más disparidad digital y de riqueza (Zuboff, 2018).
Las posibilidades para una gobernanza algorítmica con criterios éticos y fundados en valores ecuánimes involucra una serie de acciones conjuntas que requieren pensar otras formas de mirar lo real, que es lo que vienen realizando y discutiendo diversos colectivos de la sociedad.
“Las normas éticas y legales básicas que regulan la conducta humana en el mundo físico deben regir igualmente en el ciberespacio”.