El Arte de la Guerra es un libro de estrategia escrito por un general de origen chino que vivió alrededor del siglo V, llamado Sun Tzu. Es decir, es un libro bastante antiguo, con la sorpresa de que sus enseñanzas continúan vigentes.
Hablamos de un libro pequeño, en el que se plantean estrategias, recomendaciones, consejos, filosofías, metáforas y tácticas para lo que he denominado, después de conocer esta obra, como “el buen triunfo de la guerra”.
Digo el buen, porque una “guerra” no sólo habrá de ganarse, sino además combatir con estrategias que faciliten la victoria y con esto se ahorre tiempo y desgaste anímico, reduciendo así el sufrimiento. Esto lo comento de manera personal: no nos tomemos literal el término “guerra”. Pues aunque el escritor fue un estratega militar, las enseñanzas planteadas las podemos aplicar a nuestra “lucha” diaria. A los conflictos que enfrentamos en el día a día y que son parte inevitable de continuar vivos.
Pues la filosofía que nos enseña Sun Tzu, es sobre todo, la de ganar sin combatir. Conociendo previamente las fuerzas de tu ejercito y del enemigo, el terreno de batalla y el cómo ser un buen líder.
Puedes comprar el libro, que es tan popular que lo encontrarás en cualquier lado y a buen precio, menos de 100 pesos. O si lo prefieres, mientras te bañas, tiendes las cama, o cualquier otra de tus actividades, puedes escuchar el audiolibro que te dejo a continuación.
De esta forma, me gustaría recomendarte su lectura y señalar los principales aprendizajes que tomo de cada capítulo. Es una selección personal, quizá encuentres otras reseñas con otros señalamientos.
Capítulo 1. La evaluación
Este capítulo está escrito a manera de manual, pero más que reglas estrictas para ganar una guerra, es más bien, recomendaciones de cómo sacar ventaja, de cómo dominar al oponente y de trazar planes, él que no lo haga, será derrotado. Son consejos para vencer.
Hay que valorar la importancia de la guerra en términos de cinco factores fundamentales: el primero de estos factores es la doctrina; el segundo, el tiempo; el tercero, el terreno; el cuarto, el mando; y el quinto, la disciplina.
No sé si el escritor señala estos cinco factores en estricto orden de importancia. Pero sin dudas, el primero, es el de la doctrina. Si las personas con quiénes hablas no confían, no te siguen. Si fuiste nombrado un líder, pero los demás no creen en ese liderazgo, no tendrás quién se una a ti. A tu causa, tu empresa, tu guerra.
Capítulo 2. La iniciación de las acciones
Una vez en batalla, lo importante es el tiempo. Este no se debe prolongar. Ni aunque en el mejor de los casos se vaya ganando la batalla, porque al alargar el tiempo y cito “desanimará a tus tropas y embotará tu espada”. Es decir, no desgastes a tu equipo, a tus seguidores.
“El pueblo, por su parte, no debe ser movilizado más de una vez por campaña, ni utilizarlo después de una victoria para una segunda movilización. El pueblo se empobrecerá”.
Capítulo 3. La ley del asedio estratégico
Hacer que se rindan y no luchar, es uno de los principales conceptos del libro. Los mejores maestros del Arte de la Guerra son los que consiguen que se rindan los ejércitos sin luchar.
“La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia”.
Capítulo 4. La medida en la disposición de los medios
Este es el mejor capítulo. Pues se plantea que para verdaderamente ser “invencible” tienes que ser intachable. Trabajar primero en ti, en tus vulnerabilidades y de esta forma, nadie tendrá manera de encontrarte fallos por dónde atacarte. Es anticiparte a la resolución de conflictos, pues no podrán atacarte si sólo encuentran méritos en ti.
“Los guerreros expertos se hacían a sí mismos invencibles en primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus adversarios. Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad”.
Capítulo 5. La firmeza
Se refiere a lograr una percepción de fuerza y poder en la oposición. Nos habla de quién está en nuestra contra, tenga una opinión, aún estando en contra, favorable de nosotros. Que nos vea poderosos. Por lo que se requiere tener un orden, una firmeza en nuestra organización.
“Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable en ellos, así obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza”.
Capítulo 6. Lo lleno y lo vacío
“Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Sino sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo”.
Aquí sólo ganaremos si logramos ser capaces de mantener una aptitud favorable al cambio. De esta manera nos mantenemos “llenos”, porque no desgastamos la fuerza en movimientos inútiles. Y hacer lo contrario con los adversarios “vaciarlos”.
“Cuando los adversarios están en posición favorable, debes cansarlos. Cuando están bien alimentados, cortar los suministros. Cuando están descansando, hacer que se pongan en movimiento”.
Capítulo 7. El enfrentamiento directo e indirecto
Que tu fuerza opuesta, enemigo o lo como prefieras entender la metáfora, emprenda el ataque, dale la esperanza de que ganará. Por lo que harás que su ruta sea más larga.
“Sírvete de una unidad especial para engañar al enemigo atrayéndole a una falsa persecución, haciéndole creer que el grueso de tus fuerzas está muy lejos; entonces, lanzas una fuerza de ataque sorpresa que llega antes, aunque emprendió el camino después”.
Capítulo 8. Los nueve cambios
En esta parte del libro, lo que me pareció más interesante es los cinco rasgos que son peligrosos en los generales.
- Los que están dispuestos a morir, pueden perder la vida.
- Los que quieren preservar la vida, pueden ser hechos prisioneros.
- Los que son dados a los apasionamientos irracionales, pueden ser ridiculizados.
- Los que son muy puritanos, pueden ser deshonrados.
- Los que son compasivos, pueden ser turbados.
“Los buenos generales son de otra manera: se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la esperanza de sobrevivir; actúan de acuerdo con los acontecimientos, en forma racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a quedar confundidos. Cuando ven una buena oportunidad, son como tigres, en caso contrario cierran sus puertas. Su acción y su no acción son cuestiones de estrategia, y no pueden ser complacidos ni enfadados”.
Capítulo 9. La distribución de los medios
“Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden”.
Esta es sencilla de entender: “cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo”. A nadie le gusta acatar una orden que no le crea sentido.
Capítulo 10. La tipología
Aquí se hace uso de una metáfora para hablar de las recompensas, en donde las tropas son como niños y se vuelven inservibles, como niños mimados, si no puedes disciplinarlos, y te portas indulgente. Cuando existe una relación de poder en la cual se tiene el mando superior, y a tus subordinados no les inspiras más que autoridad, serán inservibles para momentos difíciles. Pero si logras inspirarlos, el autor incluso se atreve a afirmar que “morirán gustosamente contigo”.
Capítulo 11. Las clases de terreno
En este capítulo se habla sobre los terrenos, el campo de batalla. En vista de que no todos son iguales, y a pesar de que dicha afirmación podría ser de lo más común, pensar que la diferencia de conocer un terreno fácil o uno difícil puede significar la victoria de una batalla.
Capítulo 12. El arte de atacar por el fuego
El uso del fuego debe tener una base y exige ciertos medios. Es imprescindible seguir los cambios producidos por éste.
Existen cinco clases de ataques mediante el fuego: quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas.
Capítulo 13. La concordia y la discordia
Las guerras pueden durar muchísimo tiempo, pero un buen líder en el transcurso de la guerra, debe conocer siempre la situación del adversario. Tener la mayor información posible y esta debe ser confiable, por lo que se hará uso de espías.
Existen cinco clases de espías:
“Los espías nativos se contratan entre los habitantes de una localidad. Los espías internos se contratan entre los funcionarios enemigos. Los agentes dobles se contratan entre los espías enemigos. Los espías liquidables transmiten falsos datos a los espías enemigos. Los espías flotantes vuelven para traer sus informes”.
Conclusión:
Siempre será mejor vencer que ser vencido, pero antes que eso, según la teoría de Sun Tzu, habrá que convencer para vencer. Convencer al enemigo sin combatir, a través de estrategias, sin cobrar vidas, sin desgastar nuestro ejercito, es lo que un buen líder debería hacer. Lo más importante, conocernos a nosotros mismos. Y no obviar la situación en la que se encuentra el enemigo, por el contrario, hacernos de sus fortalezas y debilidades. Como lo indica en uno de sus 13 capítulos.
La principal obvia enseñanza que Sun Tzu parece querer dejar en claro es: ganar sin combatir. O en palabras del autor:
El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar