Cómo limpiar a tu fiel cámara réflex

Una gran compañera de todo aventurero es una cámara réflex. Hoy en día se ha convertido en un must de todo aquel que se considere fotógrafo aficionado, profesional o amateur. Sin importar el perfil con el que te identifiques, lo más importante es darle un excelente mantenimiento y aprender a limpiar las delicadas partes de su cuerpo.

Hoy te traemos 3 consejos básicos para hacerlo, pero no te confíes; es recomendable llevarla una vez al año con un especialista para que la cuiden en el spa de limpieza de cámaras.

1. Botones, perillas y cuerpo externo de la cámara

Es necesario contar con una buena funda acolchada para evitar que le entren motas de polvo cuando no la utilizas. Además, por sus componentes, la grasa de las manos y suciedad del ambiente suele adherirse con facilidad.

Contrario a lo que se cree, no es nada recomendable usar aire comprimido; al salir éste con tanta fuerza, puede rayar el equipo o incrustar más la suciedad en su interior.

Lo mejor para limpiar las ranuras y botones de nuestro equipo es usar alcohol con pinceles y un paño húmedo.

Primero deberás usar el pincel para limpiar los botones y ranuras donde colocas la memoria interna y batería, es ahí donde mayormente se acumula el polvo. El segundo paso es hacer uso del paño con un poco de alcohol para limpiar el resto del cuerpo.

2. El objetivo

El objetivo es de las partes más importantes, porque si éste tiene una mínima mota de polvo, sin duda saldrá en tu fotografía.

Siempre lleva un trapito de microfibra en tu funda o mochila de fotógrafo; no es nada recomendable hacer uso de nuestra ropa para limpiar el objetivo.

Con este trapito, frota la parte frontal con cuidado de no rayarlo o esparcir la mugre. Si tienes algunas manchas más necias, humedécelo con muy poca agua, limpia vidrios o alcohol.

Para la parte trasera, usa un pincel de cerdas finas para quitar los polvitos acumulados. Solo de ser necesario, usa el paño de microfibra.

3. Espejo y sensor

El espejo es la parte que vemos cuando quitamos el objetivo. Esta pieza es la que redirige la luz a una fotografía. Para limpiarlo, con una ligera inclinación pasa un pincel de cerdas muy finas y suaves para despegar el polvo y que caiga fuera de la cámara.

Para el sensor, es muy importante ser delicado y no hacer la limpieza a la carrera porque puede resultar contraproducente.

Humedece con alcohol un pincel o bastón tipo escobilla y con una pasada, seca. Comprueba tomando una foto; si todo sale claro y visible, la limpieza fue exitosa, pero si aún vez polvo o manchas, haz una segunda pasada con delicadeza.

El secreto: Una buena funda

La clave para evitar los molestos polvos es contar con una funda que evite la entrada de polvo a nuestro querido equipo.

Para elegir la funda correcta, asegúrate de que el material sea fresco. Así, en caso de que un día se tenga una luz de sol intensa, no afectará a la cámara. A su vez, ésta debe ser acolchada y gruesa para que, en caso de un accidente o chocar con algún objeto, se mantenga lo más segura posible.

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Licenciada en Administración de Negocios de la Comunicación y Entretenimiento, publirrelacionista, fotógrafa amateur, seriéfila de corazón, fanática de la cultura mexicana, los dinosaurios y petlover pescetariana.