Con la frase “las historias se han convertido en juegos y los juegos en historias”, el Festival de Cine Independiente de Tribeca, creado en 2002 por Jane Rosenthal y Robert De Niro, esta semana dio la noticia de que comenzará a premiar a los mejores videojuegos del año a partir de su edición del 2021. Esto quiere decir que, además de abrir las puertas a realizadores cinematográficos que se encuentran fuera de la esfera de los grades presupuestos, también se reconocerá el trabajo de desarrolladores de estudios no muy famosos; además, podrán tener la oportunidad de competir con compañías mucho más grandes.
Esto no es algo nuevo para Tribeca, pues desde el 2011 ha dedicado espacios para reconocer videojuegos sobresalientes en cuanto a su narrativa. L.A Noire fue el primer título en formar parte de la selección oficial del festival, al cual posteriormente se le sumaron videojuegos como Firewatch y, más recientemente, la nueva entrega de God of War. Sin embargo, a partir del próximo año, Tribeca Games quedará establecida como categoría oficial en competencia; en la cual se premiarán a los videojuegos que hayan demostrado maestría y excelencia al momento de contar sus historias.
Con ello, Tribeca pretende demostrar que las narrativas en una industria tan grande y completa como es la de los videojuegos han evolucionado; es que, si en sus primeros años no era un aspecto a considerar para el éxito, ahora son una pieza fundamental para su desarrollo. Esto no es algo que haya pasado desapercibido en las compañías, ni mucho menos en el público, pues como bien dicen muchos: “cuando una historia es buena, te atrapa desde el primer segundo”.
La evolución de las historias
Cuando los videojuegos apenas comenzaban a ser conocidos como un medio interactivo para pasar el rato, por allá en los 70’s, con las primeras estaciones arcade o “maquinitas” que podías encontrar prácticamente en cualquier lugar; las mecánicas eran simples y de un solo objetivo predominaban.
Pac-Man o Space Invaders, si bien tenían personajes o metas específicas y servían para probar las habilidades de los jugadores; no contaban con una profundidad narrativa que motivara a ir más allá del nivel final o simplemente no morir. Por lo que a finales de esa década, la industria que se había empezado a construir, se encontraba cada vez más cerca de una crisis irremediable; esto debido principalmente a un exceso de títulos que abrumaban a los jugadores y que, básicamente, eran copias de los juegos más exitosos.
El desplome de Atari
Atari, que hasta ese entonces había dominado el mercado de videojuegos, comenzó a desmoronarse ya que varios de sus desarrolladores renunciaron; después de esto, los desarrolladores fundaron de manera independiente la empresa Activision.
En un grito desesperado por mantenerse en la industria, Atari adquirió los derechos del éxito en taquilla: E.T el extraterrestre, dirigida por un joven Steven Spielberg. Con una inversión de casi $23 millones de dólares, la empresa se propuso crear un videojuego basado en la película que prometía ser un éxito de ventas. Sin embargo, debido a su poco tiempo de desarrollo y sus mecánicas tan repetitivas y mal ejecutadas; terminó por convertirse en un fracaso de dimensiones estratosféricas.
Tanto así que la compañía decidió enterrar miles de cartuchos del juego en un desierto de Nuevo México, que fueron encontrados hace unos pocos años. Este fue el detonante para que Atari finalmente se desplomara ante la industria.
Una nueva etapa para los videojuegos
Con la llegada de Nintendo y SEGA, las formas de juego cambiaron y lo hicieron también las historias. Ahora conocíamos a personajes como Donkey Kong, Sonic o los hermanos Mario y Luigi, que tenían una personalidad y una motivación mucho mejor definida.
Con la publicación de The Legend of Zelda, creada por Shigeru Miyamoto y Takashi Tezuka, ahora también éramos testigos de la creación de un lore o universo que involucraba a varios personajes; estas historias se entrelazaban y de los cuales Link, el protagonista, debía ayudarse para lograr su objetivo. Los videojuegos entonces comenzaban a nutrirse de características propias de la literatura para poder contar sus historias.
A medida que el público se diversificaba y nuevos videojuegos salían al mercado, la necesidad de tener experiencias cada vez más inmersivas crecía. Títulos de una sola entrega pasaron a convertirse en franquicias y de esas franquicias surgían spin offs o expansiones que presentaban nuevas historias y personajes.
Final Fantasy, Bioshock, Resident Evil, Tomb Raider o Metal Gear son varios ejemplos de franquicias con historias desarrolladas y un universo basto que se ha expandido hasta más allá de las consolas; algunas con películas, otras con cómics o series, y adquiriendo gran reconocimiento por parte del público.
La importancia de una buena narrativa
La industria cinematográfica nos ha llenado de historias inolvidables y ha representado una fuente de inspiración primordial para creadores, escritores, artistas, músicos y un largo etcétera. Tanto así que ha sido una de las últimas artes en ser consideradas como tal; ha sido así por su posibilidad de contar historias con imágenes, sonidos, música y montaje. Los videojuegos han tomado parte de ello, hemos sido testigos de nuevas narrativas cuya estructura podría recordar a la de una buena película en la que nosotros, como jugadores, formamos parte activamente.
Sagas como Grand Theft Auto, Uncharted y Red Dead Redemption parecen hablarnos al más puro estilo de Martin Scorsese con películas como Goodfellas. Así también, personajes que ya son parte de la cultura popular como Indiana Jones, o westerns dirigidos por John Ford y protagonizados por actores como John Wayne y que se hicieron tan famosos en la época dorada de Hollywood.
Cinematografía y Videojuegos
Varios de ellos han rendido homenaje a géneros o directores que les han inspirado, como es el caso de Ghost of Tsushima; dentro de los ajustes en su modo de juego incluye una opción en blanco y negro, que remite completamente a la filmografía de Akira Kurosawa. O la inclusión de actores y realizadores establecidos en el cine que han formado parte de diversos títulos, lo que se ha convertido en una tendencia a seguir:
- Norman Reedus (The Walking Dead)
- Guillermo del Toro (The Shape of Water)
- Léa Seydoux (La Vie d’Adele)
- Nicolas Winding Refn (The Neon Demon)
- Personajes principales en Death Stranding
Cierto es que las narrativas en los videojuegos han llegado a ser tan complejas, cercanas y cuidadosamente construidas, que llegan a parecer películas interactivas en ciertos momentos. Esto ha favorecido a una mayor inmersión en su trama y personajes, y motiva a jugadores a conectar de una manera más profunda con cada uno de ellos; este es el caso de The Last of Us, Beyond: Two Souls o The Witcher 3. Así también, representan un paso más en la evolución de los videojuegos como algo más que mero entretenimiento.
Pero… ¿Cómo han influido los videojuegos en el cine?
Los videojuegos también han sabido encontrar su lugar en el cine, elevando las emociones de los fanáticos más apasionados al presenciar su videojuego favorito convertido en película, si éstas son buenas o no lo dejaremos para otra nota:
- Resident Evil, que cuenta con seis películas estrenadas entre 2002 y 2016
- Silent Hill (Christophe Gans, 2006)
- Tomb Raider (Roar Uthaug, 2018)
- World of Warcraft (Duncan Jones, 2016)
- Sonic the Hedgehog (Jeff Fowler, 2020)
Por lo que, aunque todavía no existan tantas adaptaciones de historias que conocimos primero en los videojuegos, definitivamente llegarán en algún futuro no muy lejano.
Hablar de videojuegos y de cine representa un tema muy extenso, pero también sería un error afirmar que son dependientes una de la otra. Tanto el cine como los videojuegos tienen su propia manera de contarse y expresarse; si hay algo en lo que ambos convergen es precisamente en la profundidad de sus narrativas y en la conexión que llegamos a forjar como jugadores.
¿Cuál es tu película o serie favorita basada en un videojuego?, ¿o de qué videojuego te gustaría ver una adaptación en pantalla grande? Compártenos tus comentarios en redes y nos leemos en la próxima.