El Camino Medio, la Meditación y la Vacuidad

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“La vacuidad es por definición “ausencia del ser propio”. La actitud auténtica derivada de la vacuidad consiste en evitar toda afirmación que pretenda ser definitiva”.

La Vacuidad no es un estado de ausencia, al menos no desde lo negativo. No significa vivir en un estado en el que no nos importan las cosas, o no actuemos ante los sucesos que nos parecen injustos. Seres sin emociones, pura paz, muertos en vida, sin reaccionar a nada. Debe entenderse más bien, como la trascendencia de la dualidad; el cese de la definición de las cosas y la autodefinición propia.

Es el momento en que el “yo” deja de diferenciarse del “otro”. De diferenciarse y de compararse.

Entendemos que el “yo” existe solamente en nuestra mente. Que creamos el ego, quien nos dice todo el tiempo quiénes somos, cuánto tenemos, cómo debemos comportarnos y cuánto valemos. Pero esto es falso, son precisamente creencias de nuestro ego. Y a él le pertenecen.

Nuestro estado ideal es la vacuidad, donde nuestra experiencia se deja de definir por “buena” o “mala”, no atribuimos estas palabras a lo que vemos y no juzgamos, ni a nosotros mismos, ni al otro, que entendemos que es, y somos, lo mismo. Nada es “bueno” ni “malo” per se, es neutro. También conocido como el Camino Medio.

El Camino Medio

En el Camino del Medio, nada te estresa porque no estás en ningún extremo aferrándote a nada. Aquí se sabe que todo es pasajero, incluso la vida, la constante es el cambio y aquello que parece una verdad absoluta puede no serlo. No hay ideas fijas, ni tiempos detenidos.

El Camino Medio permite la erradicación de los apegos y la puesta en duda de la independencia de las cosas entre sí”.

Por último, se refiere a que no hay pasado ni futuro. Como sabemos, como deberíamos saber, el pasado ya pasó y no hay manera de cambiarlo. El futuro no ha llegado. El único momento real por lo tanto es el presente.

¿Cómo llegar a la Vacuidad?

Una forma, o mi forma, es la meditación. Cada quien recorre su propio camino y las técnicas para conseguir la vacuidad, tendrán que ver con tus creencias, personalidad y cultura. Por tanto, lo que a mí me funciona o al otro, no será lo mismo para todos. O se dará de diferente manera. Por eso, quiero antes de recomendar meditar como tal, compartir también mi experiencia personal.

Meditar

Comencé a ir hace 10 años a meditación por invitación de un amigo. Eran una vez por semana y lo dejé, volví, luego decidí que era mejor meditar sola y conocí los cientos de audios de meditaciones guiadas en YouTube. Fui haciéndome de mis favoritas, pero las dejé de nuevo. Luego debido a, en apariencia, una ruptura amorosa más, volví más decidida a meditar. Esta vez en un grupo. Eran meditaciones mensuales, de aproximadamente 10 personas, con duración de una hora.

Recuerdo que me irritaba como después de cada meditación, las personas hablaban sobre los mensajes que habían recibido, lo bien que se sentían, los colores, formas o paz recibida. Y yo, nada. Ni había visto nada, ni me habían tocado los Ángeles, ni Dios conversó conmigo. Y seguía además sin entender, no esa ruptura en específico, pues era una más, sino mi patrón de relaciones románticas.

Sólo había tenido una hora de ir y venir de pensamientos cotidianos y un esfuerzo constante de concentración. Y eso que ya tenía experiencia en el ir y venir de las meditaciones. Aún así, a pesar de sentirme “experimentada”, me quedaba con la idea de que debía pasar algo más.

Descubrí que era precisamente “la idea” de la meditación, lo que no me dejaba meditar. Así que continúe. Más fluida cada vez y sin esperar nada. La meditación parece fácil, sobre todo porque estamos sobreinformados de qué es. Creemos saber qué es y cómo se hace, pero es un hábito con muchos matices y etapas.

Hay diferentes estilos y técnicas. Las hay con sonidos ambientales, música, sólo campanas o con silencio. Meditaciones con diferentes posturas corporales donde lo que importa es comunicarte con el cuerpo, meditaciones guiadas donde alguien te dice qué pensar y qué imaginarte. Hay para ti solo o para meditaciones grupales. Meditación con aromas o aceites esenciales, con velas o con oscuridad absoluta. Para tratar un problema en específico o para dejar de pensar en problemas en específico.

He hecho muchas, conozco varias. Como comenté, son en total de 10 años de meditación dispareja e inconstante y apenas llevó 2 años con meditación (casi) diaria. Con más facilidad que antes, ahora sí ya es como tomar un vaso con agua.

No importa como inicies o el tiempo que lo resistas, te doy mi palabra de que lo vale. Así que si te animas, te comparto lo siguiente que para mí son las mejores para comezar:

Meditación Gassho: “dos manos que se juntan”

Foto: Kiva Yoga Institute

Se dice qué este tipo de meditación ayuda a que el corazón se sintonice y nos enseña a asociar el acto de unir las manos frente al pecho con la meditación, para que después, sea más fácil.

Sólo requieres tener la espalda recta, ojos cerrados, juntar las manos frente al pecho, a la altura del corazón, como cuando se reza.

Enfoque de Atención: En el punto de encuentro de los dos dedos del medio.

Tip para el enfoque: Si viene el pensamiento, se agradece. Déjalo ir, vuelve a los dedos del medio. Si quieres: pide, “reza”, escucha al corazón o sola respira.

Se recomienda realizar de 20 a 30 minutos antes de acostarse o al levantase. En lo personal, cualquier meditación la hago antes de acostarme, porque ayuda a relajar la mente y el cuerpo y en consecuencia, dormir mejor. Aunque las personas que prefieren meditar por las mañanas cuentan que les ayuda a no tener estrés durante el día y estar de mejor humor. Lo ideal, es meditar en las mañanas, en la noche y unos minutos durante el día.

A respirar tenemos que aprender

Sí, a respirar tenemos que aprender. Hay varias técnicas, todas las que he visto me parecen útiles para calmar los pensamientos de la mente y reducir así el estrés, conciliar el sueño y sentirnos simplemente relajados. La respiración de fosas alternadas, conocida también como de Nadi Shodhan Pranayama me parece que puede ser la más sencilla, porque no requiere mucho tiempo, esfuerzo y la relajación de respirar de este modo es casi instantánea.

Foto: Asana Yoga.es
  • Coloca el dedo meñique en la fosa nasal izquierda y el pulgar en la fosa nasal derecha. Utilizaremos el meñique para abrir y cerrar la fosa izquierda y el pulgar para la fosa derecha.
  • Con tu pulgar tapa la fosa nasal derecha y respira por la fosa nasal izquierda.
  • Inhala por la fosa izquierda y presiona con el meñique. Quita el dedo pulgar de la fosa derecha, exhala por la derecha.
  • Inhala por la fosa derecha y exhala por la izquierda. Así sucesivamente inhalando y exhalando, alternando las fosas. Completa las rondas que creas necesarias.

Insight Timer

Insight Timer es una APP que de acuerdo a su propio portal, fueron ganadores a la aplicación del año por la revista TIME.

Cuenta con meditaciones guiadas, música, sonidos ambientales, grupos de discusión, cursos y charlas impartidas por expertos en conciencia mental, neurocientíficos, psicólogos y maestros de meditación de Stanford, Harvard, Dartmouth y la Universidad de Oxford.

La recomiendo porque la uso. Para alguien que está iniciando, tomarse su tiempo, ponerse sus audífonos y sólo elegir entre miles de meditaciones, o sólo música, o una charla, es una excelente opción. Además considero que cuidan mucho la calidad y variedad de sus contenidos. Es mi favorita.

“Psicología Espiritual”

Por último, no quisiera dejar de recomendar el canal de Mario Graziadey y sus clases de lo que él llama “Psicología Espiritual”. Encontrarás explicaciones que parecen densas o dramáticas en nuestra vida, pero dichas de forma muy entretenida. Sin conceptos súper complicados de entender, nos ayuda a comprender cómo actuamos, pero esta vez desde una mirada espiritual.

Además, él particularmente es muy gracioso. Creo que en estos temas, el sentido del humor es crucial, por lo cual, me atrevo a recomendarlo.

Todo lo anterior: las meditaciones, las apps, el canal de Mario, escuchar al otro, despertar cada día en nuestra cotidianidad, pensar todo lo que nos sucede…si lo complementamos con nuestra experiencia personal, nuestro propio criterio filosófico, gustos literarios, etc., y dejamos de una vez por todas el pasado en paz, para mirar de frente nuestras creencias y las cuestionamos, poco a poco con mucha paciencia y mucho amor propio, comenzaremos a vivir de una manera más liviana.

Dejaremos al fin de decir “las cosas me pasan” en tono victimizado y elegiremos cuáles nos pasan y a cuáles las veremos pasar sin dedicarle energía, desde la mirada de la “vacuidad”. Me parece que esto, todo junto, es un gran inicio para los que estamos buscando el  “Camino Medio”.

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