El mundo de las Microalgas: un sistema multifuncional

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Por: Karla Santacruz Briones y Sharon Alessandra Fuentes Ramírez.

Las algas son plantas que nos han acompañado desde hace mucho tiempo, nos hemos beneficiado de ellas desde hace más de 2,500 años. Han sido alimento, fuente de vitaminas y base de tratamientos y ungüentos medicinales. Donde quiera que se encuentren son parte vital del ecosistema que las rodea; existen de varias formas y tamaños, incluso hay algunas que apenas podemos ver a través del microscopio: Microalgas.

De acuerdo con la European Algae Biomass Association (2019), al día de hoy las algas son consideradas uno de los desarrollos biotecnológicos más prominentes económicamente hablando; con más de 80 años desde sus inicios, las aportaciones y beneficios de estos pequeños seres abarcan un extenso mercado. Desde la industria alimenticia, farmacéutica, cosmética, energética y hasta tienen la capacidad de purificar el agua. ¡Una maravilla!

Todo un mundo no muy lejano al nuestro gira alrededor de las microalgas. Organismos pequeños pero eficientes para la utilización de la fotosíntesis, ya que aprovechan el CO2 del ambiente para producir biomasa.

Origen de la tecnología de microalgas

La biotecnología de microalgas tiene sus orígenes durante la II Guerra Mundial, cuando los alemanes comenzaron a producir lípidos y proteínas a través de cultivos masivos de microalgas; estos experimentos comenzaron a ser replicados posteriormente por sus enemigos y aliados.

Los primeros cultivos masivos de algas se llevaban a cabo en sistemas abiertos (recipientes o cubetas); surgieron luego los sistemas cerrados, que evitaban la contaminación del cultivo y a pesar de resultar más caros eran también más eficientes.

Para poder implementar la utilización de microalgas es necesario remontarse a su ecosistema original: áreas acuáticas como lagos, ríos y el mar. Esto para conocer y mantener las condiciones idóneas de crecimiento del microorganismo y la producción del componente de interés. Lo cual se logra al mantener un lote de microalgas en biorreactores; recipientes específicamente diseñados para cumplir con los requerimientos (de inocuidad, iluminación y aireación) del microorganismo.

Comúnmente para su aplicación comercial, se cultiva a las microalgas en biorreactores de tipo torre. Los cuales permiten el intercambio gaseoso entre la atmósfera y el alga. De igual forma, evitan que se empalmen, facilitando el ingreso de la luz; fundamental en su ciclo de vida y asegurando una vasta producción de material celular.

Existe una extensa lista de producción de origen celular; compuestos nutracéuticos, biodisel, proteínas, así como la purificación del medio ambiente y la limpieza de aguas residuales. Además, la biomasa sobrante puede ser empleada de igual forma como un producto alimenticio, cosmético o farmacéutico. Estas ventajas significan grandes oportunidades para el mercado emergente.

El mercado de las microalgas

Sin duda, el mercado de los bioproductos que se pueden obtener de las versátiles microalgas ha crecido exponencialmente durante la última década. Para muestra, los antioxidantes nutracéuticos, cuyo mercado pasó de los 30 a los 300 millones de dólares; y ni hablar de los productos farmacéuticos, cuyo mercado en 2009 se encontraba apenas en desarrollo y hoy día tiene un valor de 500 millones de dólares.

Entre los países con las empresas más prominentes en este campo se encuentran China, Japón, Australia, Israel y EEUU.

Existe un boom emergente de emprendimientos basados en esta metodología en México y Latinoamérica, que se han visto apoyados y respaldados gracias a la tracción generada en concursos internacionales, parques tecnológicos, promotoras de capital, centros de investigación y universidades.

Pero el camino a recorrer aún es largo para los emprendedores que buscan abrir camino a esta tecnología en Latinoamérica; en la mayoría de los países en desarrollo aún no existen regulaciones ni legislaciones claras relacionadas con las algas o con los productos que de ellas se obtienen. Todo esto puede llegar a entorpecer el desarrollo y crecimiento de las empresas que se dedican a este rubro.

Pese a todas las ventajas y beneficios que podemos obtener de un biorrecator lleno de microalgas, no es fácil hacer de esto un negocio redituable de la noche a la mañana; como la gran mayoría de las empresas biotecnológicas, esta producción enfrenta el reto de los altos costos de operación, la demanda de una infraestructura especializada y el mantenimiento de la misma. Aunado a esto se debe llevar a cabo un proceso de selección de cepas de las algas con mayor capacidad de producción, e incluso en algunas ocasiones las cepas deben modificarse para obtener mayores rendimientos, lo cual requiere de una considerable inversión de tiempo y dinero.

Como ocurre con algunas otras tecnologías, la falta de información confiable sobre las oportunidades existentes en el mercado de las microalgas dificulta obtener datos reales y certeros sobre la proyección a futuro del mismo.

Conclusión

Para lograr comercializar exitosamente las enzimas, lípidos, vitaminas, pigmentos, azúcares y demás bioproductos provenientes de las microalgas en nuestra región, sin duda, debemos fomentar y apoyar la formación académica e industrial, generar avances tecnológicos e identificar puntos críticos dentro de la cadena de valor en busca de la reducción de costos de producción; buscar la regulación adecuada para este mercado y el acceso a capital de riesgo para impulsar los emprendimientos existentes y venideros.

Se espera que La Unión Europea escale su posición actual dentro del mercado de las microalgas durante la siguiente década…. ¿Latinoamérica para cuándo?

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Amante de la ciencia y las artes; cinéfila y ávida lectora de novelas. Me considero proactiva, responsable, optimista y perseverante. Trato de mantenerme ocupada, una de mis pasiones es el taekwondo. Entusiasta del bioemprendimiento.