La vida nos sorprende diariamente con cambios, muchos de ellos a veces ni siquiera los reconocemos, y, por ende, transitamos fácilmente en ellos.
El problema aparece, cuando la palabra “cambio” es pronunciada. En ese instante, nuestra mente hace corto circuito y comienza a inventar, recordar o simplemente generar expectativas catastróficas, experiencias de desagrado y resistencia.
Lo natural en la vida es cambiar
Salimos del vientre materno y entramos en una nueva realidad; la inocencia del bebé toma el cambio en paz. Pues lo más probable es que no se resista a tomar su leche o biberón, ni tampoco parece lamentarse con tristeza recordando aquellos “viejos tiempos” en que los nutrientes venían antes a través del cordón umbilical.
Así mismo, con alegría recibimos el paso a la adolescencia, bien seguros de que pronto seremos hombres o mujeres “grandes”. Tengo la idea de que justamente en esa ingenuidad o inocencia, se encuentra lo que más necesitamos:
Aceptación y apertura
Tal como quién viaja a un país o ciudad diferente y observa con interés y curiosidad las costumbres, cultura, comida e incluso el idioma fascinado por conocer más.
Siempre existe la posibilidad de encontrar en el proceso de cambio muchos tesoros significativos que alimentan la experiencia.
No sé cómo cambiar
¿Qué es lo que sucede que usualmente al hablar de transformación nos da ansiedad?
¿Tenemos miedo a lo desconocido?
Por qué generamos pensamientos como “No me gusta esto que está sucediendo” “Me gustaban las cosas como antes” “No sé por dónde empezar” “Hacerlo diferente esta mal”, entre muchísimos otros.
Desde esa postura, comenzamos a sabotear el transitar en las circunstancias, y peor aún, aparece el miedo, ansiedad, frustración, rabia, melancolía, sentirnos frenados y otras emociones.
Zona de Confort
Lo que sucede se llama “zona de confort” y es un lugar al que creemos pertenecer y del que no queremos salir. Es similar a una cueva en la que hay cosas que nos gustan, otras que nos disgustan, pero ya conocemos así que, nos sentimos seguros y cómodos.
Los cambios nos invitan a salir de ahí y aprender. Nos retan. Eso puede hacerte sentir mucho miedo a perder lo que eres o tienes, a equivocarte o simplemente el miedo a dejar lo que ya dominas
El cambio desde la aceptación
Entonces, ¿para qué resistir?
Lo ideal en estos casos es revisar qué estamos pensando respecto al cambio, cuáles son nuestras creencias sobre ello, reflexionar sobre todas las experiencias importantes de cambio que hemos vivido. Considerar quiénes son las personas que nos acompañan y apoyan en el proceso.
El objetivo es hacer consciente qué es lo que estamos resistiendo, y desde la aceptación, decidirnos a enfrentar, así sea con miedo, este cambio que el camino nos ofrece.
Ser flexibles y entregarnos al cambio, ya que la mayoría de las veces no hay otra opción. Así que hacerlo con optimismo y consciencia es la mejor alternativa.
“El cambio no solamente es necesario en la vida, es la vida en sí misma” Alvin Toffler
Cambiar es negociar con la vida y en intercambio nos da herramientas y recursos valiosos para un futuro mejor.
Los cambios siempre van acompañados de aprendizajes y el aprendizaje es evolución y alegría. Que los cambios y aprendizajes nos acompañen en esta aventura hermosa que es vivir.
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