¿Has escuchado hablar sobre el “Síndrome del Impostor”?
Hace un par de ayeres Aida Baida Gil, autora del libro “Como superar el Síndrome del Impostor” escuchaba por primera vez este término; siendo reflejo de las palabras de Valerie Young, quién se especializa fervientemente en el trastorno.
Esta patología descrita por la Doctora Young acuñó a una serie de inseguridades y descontentos con uno mismo, justificando todo acontecimiento de logro o éxito como una serie de hechos de suerte perfectamente acomodados entre sí.
“Millones de mujeres y hombres alrededor de todo el mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta increíbles estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están preocupados por no ser tan capaces como todos creen”
Afirma la Dra. Young
Las personas que padecen este problema clínico aseguran tener una vida llena de prosperidad, reconocimientos y avances por coincidencia o simplemente por fruto de la suerte, más no por talento propio.
Según Baida Gil, tal parece que las personas que sufren esta patología “tienen la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente capaces, competentes o buenos; se autonombran como impostores, como un fraude”.
¿Cómo se origina?
Este trastorno es uno de los más habituales. 7 de cada 10 personas son víctimas de él, según la Dra. Young. Abonando a esto, la Dra. Valerie Young afirma que existen cuatro distintas posibles fuentes que dan pie a la formación de esta patología.
- Etiquetas familiares: “Cuando tu hermano es ‘el talentoso’ y tú eres ‘la carismática’, tienes presión para sacar buenas notas, padres muy exitosos o te identificas como la oveja negra”, describe Aida.
- Estereotipos de índole sexual: Según la especialista, el síndrome del impostor está presente tanto en hombres como mujeres, aunque anteriormente se especulaba que radicaba con mayor presencia en las mujeres, ya que era frecuente el número de mensajes de éxito y fracaso en la sociedad y a la presión de ser profesionista y madre a la vez.
- Diferencias salariales: La especialista asegura que la realidad de la mujer en el mundo profesional es una causa precursora de este síndrome.
- Percepción de los logros, de la competencia y del fracaso: “Las personas que sufren el síndrome son muy exigentes consigo mismas y tienen una lista de requisitos prácticamente imposibles de llevar a cabo”.
Explorando el síndrome del impostor
La primera persona que le dio un sentido al término fue Pauline Clance en 1978. Especifica que ella fue víctima de este trastorno cuando cada vez que realizaba algún examen importante, manifestaba un temor a ser suspendido. Incluso sus amistades parecían cansarse de sus constantes preocupaciones, por lo que optó por guardarse esos miedos, comenta en su portal web.
Una de las declaraciones que estableció fue “Pensaba que mis traumas se debían al entorno educativo. Pero después me convertí en profesora y comencé a escuchar testimonios de otros alumnos, que sacaban muy buenas notas, y que tenían el mismo problema”.
Hoy Pauline se desempeña como psicóloga clínica y relata como uno de sus discentes expresó sentirse como “un impostor” en la sociedad; fue entonces cuando la psicóloga junto con la doctora Suzanne Imes decidieron redactar un ensayo abordando el tema.
“La mayoría de las personas que sufren el síndrome del impostor no dirían que se sienten como impostores. Pero cuando oyen hablar sobre el tema, a menudo exclaman: ‘¡Así es exactamente como me siento!'”.
Menciona la psicóloga.
El profesor de Psicología Diferencial, Evaristo Fernández, asegura que el síndrome tiene un vínculo estrecho con el pesimismo defensivo.
“El Pesimismo Defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI) tienen dos cosas en común: la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, el miedo al fracaso y el mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, todo ello a pesar de una importante historia de éxitos”, expuso en un ensayo publicado por la AECP, la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
Lo mejor que puedes hacer si te encuentras en esta situación, según la experta, es comenzar a dar las gracias la próxima vez te den un cumplido. “Sin dar excusas, sin justificarte. Simplemente, dar las gracias”.