Muchas veces nos encontramos en situaciones en las que no sabemos para qué lado hacernos. Y aunque parezca que no hacemos nada, incluso no hacer nada, es hacer algo (nada) por aquella situación que nos agobia. En algunos casos, lo mejor será valernos de métodos para llegar por fin al momento de actuar de la mejor manera y para el mayor bien posible de los involucrados. En esta ocasión te presento una de las teorías del riesgo y su utilidad para analizar problemas sociales. Que como todo, se pueden usar desde lo individual.
Para ello, utilizaremos los preceptos del sociólogo alemán Niklas Luhmann, quien a través de la sociología del riesgo, mostró claves para la toma de decisiones, pues según él, “las causas son desencadenantes y pueden ser identificadas”.
Cómo nace el concepto de riesgo
Las teorías del riesgo estudian y definen el concepto con base al manejo estadístico de la investigación económica y la jurisprudencia. Por está inclinación a las ciencias exactas es que el concepto fue retomado por las ciencias sociales. Y ahí es cuando, de acuerdo con Niklas Luhmann en su libro “Sociología del riesgo”, el problema del riesgo fue descubierto, no en el jardín propio sino en el vecino, entendiendo un concepto que estaba meramente relacionado a cálculos cuantitativos, hasta la señalización de que:
“La evaluación de riesgo y la disposición a aceptarlo no es sólo un psíquico sino, sobre todo, un problema social”.
Una vez que la sociología se ha hecho cargo, el concepto se encuentra definido de tal manera que no existe un concepto de riesgo que no esté relacionado con las palabras en inglés (y la literatura en inglés) de las palabras risk, hazard, danger. Por lo que, el autor propone que el observador empiece a utilizar la distinción para caracterizar el riesgo, y más aún “distinguir esta distinción”.
Por lo que para nombrar conceptos, en este caso el de riesgo, será necesario hacer un tipo de distinción que tome en cuenta al otro lado, su binomio, por decirlo así: “por ejemplo:
- Mujeres/hombres
- Justicia/injusticia
- Caliente/frío
- Virtud/vicio
- Elogio/regaño
- Riesgo/seguridad
Así definimos a partir de lo que no es. Se trata de caracterizar el concepto opuesto. De esta manera, se estaría definiendo el concepto de riesgo en oposición a la noción de seguridad.
Dos posibilidades
Esto a propuesta del autor, hará posible un esquema de observación que se concreta en la distinción de riesgo/peligro para hablar de uno u otro. Al hacerlo de esta forma:
“Se presentan entonces dos posibilidades. Puede considerarse que el posible daño es una consecuencia de la decisión, y entonces hablamos de riesgo y, más precisamente, del riesgo de la decisión. O bien se juzga que el posible daño es provocado externamente, es decir, se le atribuye al entorno; en este caso, hablamos de peligro”.
Se considerará pues que el concepto de riesgo, es el riesgo de la decisión. Es decir, la consecuencia de la misma que causa un posible daño y el peligro en cambio, como el daño provocado externamente.
De acuerdo con lo anterior, la toma de decisiones son riesgosas en medida que esa decisión juega un papel significativo en nuestro actuar. Cuando la decisión ofrece una profunda probabilidad de riesgo. Cuando cualquier camino es riesgoso y de una decisión puede depender la vida, la integridad, la salud física. Así, “el concepto de riesgo caracteriza un estado de cosas complejo al que normalmente nos enfrentamos, por lo menos en la sociedad moderna”.
Bajo esta premisa, entendemos, que los hechos de la vida cotidiana en sociedad caen en la atribución de decisiones. Ejemplo: decido no pasar por una determinada calle porque, según estadísticas de riesgo, tal vez corro peligro (porque como mencionamos anteriormente, el peligro es externo a mí, yo no provoqué la inseguridad pública) a alguna modalidad de violencia. La decisión que tome pondrá en riesgo mi persona, eso es tomar decisiones a merced del riesgo.
Un peligro se convierte en un riesgo de decisión en medida que el sujeto lo crea de esta manera. Volviendo a un ejemplo sobre inseguridad; la presencia de un extraño en mi casa no es atribuible a mi decisión individual de no ponerle candado a la puerta, sin embargo, la víctima podría verlo así. En una sociedad más funcional, aunque la puerta estuviera siempre abierta, nadie debería entrar sin permiso.
La evaluación del riesgo
Ahora que ya distinguimos entre riesgo, peligro y riesgo de decisión, sólo nos queda no complicarnos más y desarrollar cómo evaluar el riesgo en la toma de decisiones.
Identificar las causas del por qué estoy ante la toma de la decisión. No dejar ni una sola sin identificar dentro la de multiplicidad de circunstancias que me llevaron ante aquella encrucijada. ¿Cómo llegué aquí?
Conseguir toda la información necesaria. Esto aumentará mis posibilidades de racionalizar correctamente, de lo contrario mis posibilidades de decisión se verán muy reducidas.
Y lo más importante:
La observación de segundo orden. Es la observación aplicada a la observación misma. Para ello utilizaremos la codificación binaria de la que hablamos más arriba. Habrá que ver el lado A y el B. Riesgo y peligro de la situación. Pasado y presente de la situación. Conformes y opositores de la situación. Etcétera.
Aquí el observador se observa así mismo observando. Descubre por qué observa eso y no lo otro. El observador de segundo orden, debe observar también lo otro.
La observación de segundo orden distingue distinciones. En resumen, “la observación de segundo orden observa, mediante sus propias distinciones, las distinciones con las que un observador de primer orden observa”.
Una vez que cuentas con la evaluación del riesgo, estás listo para ingresar esa decisión sobre tu realidad (entorno) a la sociedad (sistema). ¿Listos?