La educación del talento requiere disciplina. Esta constituye a las personas y las dota de habilidades y capacidades para sobresalir y desempeñarse con éxito. Se conforma por hábitos que nos convierten en lo que somos. Si pensamos en alguna persona sobresaliente en cualquier ámbito, veremos que su éxito ha requerido de un trabajo arduo y continuo. Es indudable que, por ejemplo, Isaac Hernández, Alondra de la Parra, Guillermo del Toro y hasta el mismísimo Yo-Yo Ma, han requerido innumerables horas de práctica para convertirse en los mejores en sus respectivas áreas; se han formado hábitos a través de una disciplina y trabajo constantes.
Es poco probable que les haya resultado fácil desarrollar esta disciplina. Les costó horas y más horas, y seguramente atravesaron por momentos de duda, incertidumbre, pereza e incapacidad para concentrarse como todos nosotros.
¿Cuál fue la diferencia en ellos? Me atrevería a decir que estuvieron dotados de estrategias para seguir a pesar de las circunstancias, además de tener una motivación intrínseca muy importante.
Últimamente he dedicado mi tiempo a investigar y a explorar contenidos que tienen que ver con la formación de disciplina a través de hábitos. Por fortuna hay información y recursos disponibles: podcasts, canales de YouTube, cuentas de Instagram y Twitter y, por supuesto, gran cantidad de libros. Creo, pues, conveniente compartir algunas estrategias para formarnos hábitos asertivos que se vuelvan parte de nuestra disciplina diaria. En general son pequeños pasos que recomiendan los expertos, y quizá puedan hacer la diferencia:
1.- Hacer uso de las llamadas “to-do lists”
Esta herramienta puede resultar simple a la vista, pero su uso constante y riguroso puede desembocar en excelentes resultados. Tienen el beneficio de ser sencillas y en su elaboración enfrentarnos a un ejercicio de conciencia plena sobre aquello que tenemos que hacer. Las “to-do lists” incluso salvan vidas como lo demuestra Antul Gawande en su charla TED, y mucho pueden hacer por nosotros. Estas pueden hacerse a mano, o también hay aplicaciones para los más disciplinados como Tasks de Google o TeuxDeux que le añaden cierta formalidad.
2.- Llevar un calendario
La agenda es sin duda una herramienta que no pasará de moda y nos ayudará a mantener órden. Sin embargo, ahora hay múltiples aplicaciones que nos apoyan en eso desde Google Calendar o Apple Calendar hasta aplicaciones más especializadas que enlazan, por ejemplo, equipos de trabajo completos. Es importante integrar todas las actividades, tanto de la vida escolar como de la vida privada para tener un mejor control.
3.- Decidir qué hábitos se quieren reforzar y monitorearlos a través de “habit trackers”
De alguna forma necesitamos estar condicionados y reforzar nuestra motivación. Los “habit trackers” nos ayudan a ir vigilando nuestros hábitos, esto no quiere decir que no lo podamos hacer a mano, pero la verdad es que ofrecen recordatorios y notificaciones que suman al compromiso personal. Una recomendación personal es ir formando un hábito a la vez. Apps como Habitica, Habitify, Strides o HabitHub pueden ayudar, incluso si se quiere incrementar el nivel de complejidad: Beminder, donde se pone de por medio el factor dinero.
4.- Evitar distracciones en el estudio
Está claro que ahora estamos más conectados que nunca; esto tiene sus pro y contras. Uno de los contras es la gran distracción a la que estamos sujetos vía las redes sociales. Afortunadamente, existen aplicaciones que nos apoyan a bloquear sitios mientras trabajamos o estudiamos, en ellas se programan las apps o páginas que queremos bloquear y en qué momentos. Famiguard, Offtime, Focusme, entre otras muchas pueden ofrecer una alternativa a ese impulso que nos lleva a abrir Facebook, Instagram, Twitter… todo el tiempo.
Como se puede observar, la tecnología nos puede ayudar en esta tarea compleja de disciplinarnos. Recomiendo también explorar alternativas para encontrar más información relativa a la formación de hábitos y disciplina, canales en YouTube como el de Matt D’Avella o Thomas Frank y libros como “El poder de los hábitos” o “Hábitos atómicos” son excelentes opciones. Ya lo diría Theodore Roosevelt:
“Con autodisciplina casi cualquier cosa es posible”.