¿Realmente ya no puedo aportar nada laboral a una organización?
En México la situación laboral desde la Contingencia Sanitaria se ha vuelto crítica. De acuerdo con estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se perdieron más de un millón de empleos formales. Mientras que El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta la pérdida de doce millones de empleos, entre formales e informales.
Encontrar un trabajo, según INEGI y firmas especializadas en recursos humanos, puede tardar entre 3 y 4 meses. Esto depende de tu preparación profesional, a qué industria estés enfocado, en qué entidad federativa te encuentres, etc.
Hoy nos vamos a centrar en una variable que, de acuerdo con El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y a la empresa OCCMundial, ocupa la posición número 1 de discriminación laboral, la edad.
La edad como factor de discriminación laboral
Desafortunadamente en el mercado laboral mexicano la edad es una condición para discriminar. Muchas empresas, una vez que pasas de los 40 años o incluso los 35 años, te ven como si no tuvieras nada qué aportar profesionalmente.
Esto es por varias razones, algunas por la “mala fama” que se han hecho las personas de esas edades y otras tantas, porque las empresas no tienen programas que aprovechen las fortalezas de esas generaciones.
Vamos a empezar por mencionar las principales razones por las cuáles las empresas discriminan a las personas mayores de 40 años.
- La mayoría de las empresas no son capaces de adaptar a su cultura organizacional espacios para él colaborador con más experiencia y no tienen bien definida la trayectoria que seguirían. Al no contar con esto, lo más fácil es excluirlos.
- Las organizaciones empresariales argumentan que personas con más de 40 años son más propensas a enfermarse y por lo tanto; a ser menos productivas, elevando el número de días de incapacidad.
- En la mayoría de las ocasiones las personas de estas edades ya tienen una experiencia laboral bien cimentada y por tal motivo, los salarios a los cuales aspiran son mayores.
Por otro lado, tenemos que hablar de la “mala reputación” que en teoría tienen las personas mayores de 40 años, tales como:
- No les interesa seguir aprendiendo habilidades o conocimientos nuevos.
- La interacción con la tecnología en algunas ocasiones es más lenta.
- No se dejan dirigir, son más testarudos.
Hasta aquí, nos hemos enfocado en los aspectos negativos, o las razones por las cuáles existe esta discriminación, ya que es más fácil para los empleadores excluir que tener descripciones de puestos, análisis de fortalezas, etc., que les permitan explotar al máximo todo lo que aún una persona con al menos 20 años de experiencia tiene para aportar a las organizaciones.
Pero ¿qué es lo que tienen para aportar?
Aparte de lo obvio, experiencia. A continuación, veamos las principales características con las que cuenta esta tan mencionada generación para ayudar a crecer a las empresas:
- La experiencia les ha enseñado en qué actividades hay que darle más tiempo a la planeación que a la acción. Al tener esta habilidad, sus esfuerzos son más enfocados y los errores disminuyen. En perspectiva, los colaboradores más jóvenes tienen sed de demostrar sus capacidades y el ímpetu propio de la juventud los termina saboteando.
- Cuentan con una visión más amplia “no te enfoques en el árbol que tienes enfrente, tienes que ver el bosque completo”. Cuando tenemos la visión del problema a resolver, combinada con la experiencia de los probables problemas que podrían suceder, los errores siguen disminuyendo.
- Todos los equipos deben de contar con un balance entre ímpetu y experiencia, así como el cuerpo humano cuenta con cerebro y músculos. Creo que sobra explicar quién aporta la experiencia.
- Aunque no todos los mayores de 40 años cuentan con una mayor inteligencia emocional, en la mayoría de los casos, los golpes de la vida los han enseñado a controlar sus emociones, lo que les da la ventaja a la hora de enfrentarse a conflictos laborales y mantener la cohesión del equipo.
- Para los mayores de 40 años, la toma de decisiones se les facilita más, ya que muy probablemente, se han enfrentado a situaciones similares en el pasado. Y en conjunto con las habilidades de los puntos anteriores, las decisiones son más certeras, lo cuál se traduce en menos gasto de dinero para las organizaciones.
En conclusión, hay más aspectos positivos para que contratar a una persona de 40 años o más sea una buena decisión, esto dirigiéndonos a las empresas. Por otro lado, en el mercado de personas (por que eso es el mercado laboral), como en cualquier otro mercado, quien se sepa vender mejor obtendrá lo que busca.
En AMIDA, les recomendamos tener un plan personal de retiro y fondos de emergencia para hacerle frente a esos 3 meses que nos podemos quedar sin trabajo, o para que cuando lleguemos a los 60 años no tengamos la necesidad de buscar un empleo.