Como si se tratara de la peste bubónica que azotó a Italia en el año 1629 y, que dio origen a las “ventanas del vino” o “buchette del vino”, la pandemia por COVID-19 populariza de nuevo la actividad que en aquel entonces buscaron los comerciantes para seguir ofreciendo sus vinos.
La peste negra o muerte negra ha sido la pandemia que más ha afectado a la humanidad, específicamente a los continentes de Europa y Asia en el siglo XIV, que dejó un número aproximado de 200 millones de fallecidos, es decir, un 60% de la población de Europa en aquel entonces.
Años más tarde, un rebrote que comenzó en Milán a finales del año 1629 puso en alerta máxima al país y ocasionó que aproximadamente 280,000 personas fallecieran. Lo que historiadores conocen como La gran peste de Milán.
Las “ventanas del vino”
Una de las ingeniosas medidas que implementaron los comerciantes de vino en el año de 1634, para evitar los contagios por contacto que incrementaban, fue la creación de las “ventanas del vino” de la Toscana, que fueron muy populares durante este tiempo.
Esta innovadora e ingeniosa forma de servir una buena copa de vino en Florencia, Italia; fue una buena oportunidad para que, entre otras cosas, el comercio subsistiera. Consiste en pequeñas ventanas talladas en los muros de los restaurantes y tabernas que permitían ofrecer esta bebida a locatarios y peregrinos, el dinero lo recogían con una larga pala y con esto aseguraban la distancia social que necesitaban para evitar los contagios masivos.
Esta actividad se extendió por toda la ciudad y en gran parte de la Toscana, aunque nunca hubo registro oficial que cuantificara estas ventanas.
Años más tarde, cuando la enfermedad fue controlada, la actividad de las ventanas de vino se fue extinguiendo, de hecho, en noviembre de 1966 cuando el río Arno se desbordó e inundó Florencia y gran parte de la Toscana, las ventanas hechas de madera se perdieron, así como obras de arte, edificios emblemáticos y la vida de más de cien personas.
Reviviendo la historia en tiempos de pandemia
En 2015 se creó la Associazione Buchette del Vino (Asociación de las Ventanas de Vino), y esta realizó un conteo de las ventanas dentro de la vieja Florencia y fuera. En total quedan 300 de ellas.
La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha regresado consigo costumbres y actividades de antaño que se han implementado a lo largo de la historia por las diferentes emergencias sanitarias que ha atravesado la humanidad, una de ellas es “las ventanas de vino” donde los comerciantes buscan continuar sus actividades y reactivar la economía que aqueja gran parte del mundo y que entraría en la reapertura gradual de los comercios.
En esta regresión que los miembros de la asociación han implementado nuevamente, ya no sólo se ofrecen botellas o copas de vino, sino también puedes encontrar diversas bebidas con o sin alcohol, comida y helado. Todo esto previamente desinfectado y sin contacto, tal como sugiere la OMS para evitar el contagio por Coronavirus. La página oficial también ofrece un mapa de ubicación de las ventanas en Florencia y la Toscana.
Antes de que este virus nos confinara a nuestros hogares en el mes de marzo, sólo una de las ventanas se encontraba operando. Hoy, ya son cuatro las que están activas y por medio de su red social en Facebook, Buchette del Vino, busca más ventanas abiertas.
Sin duda, y como se ha mencionado, las crisis nos brindan oportunidades, y la pandemia, aunque afecta de muchas formas nuestra vida, también nos ha devuelto tradiciones que creíamos olvidadas, aprovechemos lo que “los malos tiempos” nos brinda.
Y tú, ¿vivirías la experiencia?