En el transcurso de este año, hemos sido testigos de cómo la tecnología y la ciencia se unen para crear nuevas y disruptivas soluciones a problemas muy comunes en la población. Especialmente en implantes cerebrales. Por ejemplo, la prótesis que ayuda a las personas para combatir la depresión, y uno más que le otorgó vista artificial a una mujer ciega.
Como extraído de una película de ficción, científicos de Stanford desarrollaron un implante cerebral que le permitió a un hombre con manos paralizadas, “escribir” hasta 90 caracteres por minuto, tan solo con pensar las palabras.
Los hallazgos de estos investigadores fueron publicados en Nature el pasado mes de mayo. Y fueron presentados en WE Summit, una teleconferencia científica que fue organizada por Tencent. Según informe del South China Morning.
El desarrollo del implante cerebral
Los sistemas de implantes que han sido desarrollados a lo largo de la historia, presentaban una desventaja considerable: estos requerían que la persona en cuestión moviera un cursor a caracteres específicos en un teclado digital en su mente.
Sin embargo, este implante cerebral, le ha permitido al paciente ‘escribir’, tan solo imaginándose a sí mismo escribiendo una palabra con la mano. Luego, el trabajo de la IA consistió en decodificar las señales neuronales para más tarde mostrar la palabra en una pantalla.
El equipo de investigadores detrás de este hallazgo, combinó el sistema de implantes neuronales con una función de autocorrección que tuvo una tasa de precisión del 99%. Esto según SCMP. Ahora, afirman que este paciente es el mecanógrafo mental más rápido del mundo.
“Cuando realmente entendamos el cerebro a través de la neurociencia en las próximas décadas, deberíamos poder hacerlo mucho mejor en una variedad más amplia de tareas”, dijo el científico de Stanford Krishna Shenoy en la conferencia.
El precio de los hallazgos
Algo que llamó la atención, fue el hecho de que Shenoy confesará que el mayor desafío que enfrentan los investigadores de implantes neuronales es la comercialización. Algo que alineó con las campañas como Neuralink de Elon Musk en un intento de empujar los implantes cerebrales fuera del campo de la medicina y llevarlos a la electrónica de consumo.
Los implantes cerebrales se presentan como una disruptiva manera de aligerar las tareas de muchas personas que se han visto forzadas en cambiar su estilo de vida por alguna discapacidad. La pregunta está en qué tan seguros serán estos implantes y el impacto que podrían tener en la vida de las personas en el mediano y largo plazo.